Se apagó la luz de Conrado Osorio, actor que marcó a una generación con su paso por “Clase 406” y “La fea más bella”. A los 49 años, su familia confirmó su muerte el pasado jueves 27 de noviembre, desatando una ola de mensajes de dolor y agradecimiento por parte de colegas, amigos y fans que lo acompañaron incluso después de que se alejara de los foros para concentrarse en su salud. Su nombre, asociado a personajes entrañables de la televisión mexicana, vuelve hoy a resonar con fuerza entre quienes crecieron viéndolo.
Conrado, nacido en Ecuador y formado profesionalmente en Colombia, encontró en México la plataforma que terminaría por consolidarlo. Llegó en 1999 y debutó en “Clase 406”, para luego construir una carrera sólida con proyectos como “Amarte es mi pecado”, “Pasión”, “En nombre del amor”, “La Viuda Negra” y “La Reina del Sur”. Su versatilidad y disciplina lo convirtieron en un rostro recurrente en producciones de alto impacto en México y Latinoamérica, hasta que la enfermedad lo obligó a detenerse.
Aunque su familia no reveló la causa exacta de su fallecimiento, su hermano, el periodista Jhon Jairo Osorio, fue quien confirmó la noticia con emotivos mensajes en Instagram. Sin embargo, seguidores y medios recordaron que desde 2023 el actor libraba una dura batalla contra un cáncer de colon que él mismo hizo público. Durante mayo de 2025, compartió un video donde habló de su tratamiento, las sesiones simultáneas de quimio y radioterapia, el desgaste físico y la fortaleza espiritual con la que enfrentaba la enfermedad. El cáncer había hecho metástasis y, pese a retrasos administrativos en algunos procedimientos, Conrado nunca dejó de mostrar esperanza.
Sus últimos meses estuvieron marcados por un evidente deterioro físico, pero también por una profunda conexión con su público. En redes sociales relataba paso a paso su proceso, agradeciendo cada oración y cada mensaje. Su última aparición pública fue durante su cumpleaños número 49, celebrado desde un hospital en Medellín, acompañado de su familia y con una sonrisa que hoy duele recordar. “Dios gracias por tanto”, escribió ese día, sin saber que sería su despedida. Su partida deja un vacío en la actuación latinoamericana, pero también un legado de lucha, fe y gratitud.