El título de la canción no fue casual ni fue una coincidencia. En la visión poética del cantante, las estrellas simbolizan el lugar donde van las personas que amamos cuando desaparecen de la tierra. ‘Arrullo’ es la acción de acompañar el sueño, calmar, de ofrecer paz. En conjunto, la canción es un ritual sonoro para despedir a quien ya no está, es una especie de mantra cósmico que busca poder transformar ese dolor en algo luminoso. Fans de Zoé coinciden en que escucharla se siente como mirar al cielo después de una pérdida: todavía vive la nostalgia, sí, pero también la gratitud. Y en eso reside su poder. El tema no es sobre olvidar, sino de la aceptación, de aceptar que el amor puede seguir existiendo en otra frecuencia. Del estudio al mito ‘Arrullo de Estrellas’, formó parte del álbum Prográmaton (2013), una etapa en la que la banda exploraba nuevas texturas y una narrativa aún más introspectiva. El tema, sin ser buscado, se convirtió en un gran himno generacional, coreado en conciertos como una plegaria colectiva. Su videoclip, una historia visual que combina la espiritualidad, la naturaleza y elementos místicos que refuerzan la sensación de estar ante algo más que una simple canción. Era una despedida envuelta en luz. A diferencia de otros temas de Zoé, en los que predomina el surrealismo, aquí la emoción es humana, directa y sin disfraces. León Larregui transformó el personaje cósmico para ser mostrado vulnerable, y en esa honestidad radica el corazón de la pieza.
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