El FC Barcelona sufrió un duro golpe el pasado sábado al caer 2-1 ante su eterno rival, el Real Madrid, en un emocionante encuentro de la Liga de España. A pesar de haber tomado la delantera en el marcador, el equipo catalán no logró mantener la ventaja, y en los minutos finales, vio cómo el conjunto blanco se alzaba con la victoria, liderado por un impecable Jude Bellingham.

Sin embargo, lo más impactante no fue solo el resultado del Clásico, sino las duras críticas expresadas por İlkay Gündogan, mediocampista del Barcelona. En un mensaje dirigido a sus compañeros tras la derrota, el jugador alemán expresó su decepción por la aparente falta de intensidad y malestar en el vestuario tras el partido. “No vi el nivel de malestar que esperaba en un plantel que pierde un clásico sobre el cierre del partido”, señaló Gündogan en declaraciones a la prensa.

Gündogan, acostumbrado a la mentalidad ganadora del Manchester City, destacó la necesidad de un cambio en la actitud y mentalidad del equipo, resaltando la importancia de reaccionar con mayor frustración y enojo tras un resultado tan significativo. “Simplemente debería haber más emociones cuando pierdes”, puntualizó el mediocampista.

El jugador alemán, comprometido con la causa del Barcelona, dejó claro que su objetivo al unirse al equipo no era experimentar derrotas en partidos de la magnitud de un Clásico, ni permitir que las distancias en la tabla crezcan.

Por su parte, Xavi Hernández, el técnico del Barcelona, lamentó la falta de efectividad de su equipo y la suerte desfavorable en el resultado, aunque destacó la mejora en el desempeño del juego. “Hemos merecido mucho más”, afirmó el estratega, haciendo hincapié en la necesidad de seguir trabajando y avanzando a pesar de la derrota.

Con el Barcelona actualmente en la tercera posición de la tabla, a cuatro puntos del líder, Girona, y del Real Madrid, la derrota ante su rival histórico expuso las debilidades del equipo, que buscará recuperarse en su próximo enfrentamiento como visitante contra la Real Sociedad el próximo sábado. El desafío es claro: el Barcelona necesita una reacción inmediata y un cambio de mentalidad si pretende mantenerse en la pelea por el título