Aunque muchas veces se le considera un problema meramente estético, el acné es una afección cutánea muy frecuente que puede afectar significativamente la autoestima de quienes lo padecen. La dermatóloga Dra. Judith Sam explica que se trata de una condición provocada por una hipersecreción de las glándulas sebáceas, ubicadas en los folículos pilosos, lo que genera distintos tipos de lesiones en la piel.
“En cada folículo piloso tenemos una unidad pilosebácea, y ahí es donde ocurre el problema. Las glándulas producen más grasa de la necesaria, lo que puede llevar a la aparición de comedones, pápulas, quistes, seudoquistes y hasta lesiones deformantes”, detalla la especialista.
La doctora Judith Sam destaca que el acné no se limita a la adolescencia. Si bien los cambios hormonales de esta etapa son un detonante común, existen múltiples factores que pueden provocar brotes a cualquier edad.

Genética: la predisposición hereditaria puede influir notablemente en su aparición.

Desequilibrios hormonales: como los que ocurren durante el embarazo, el síndrome de ovario poliquístico, alteraciones tiroideas o resistencia a la insulina.

Uso de cosméticos: algunos productos de skincare, si no están adecuados al tipo de piel, pueden agravar el problema al alterar los microorganismos naturales de la piel.
La dermatóloga recomienda mantener una rutina adecuada de limpieza facial, utilizando productos suaves y específicos para cada tipo de piel. “Lo importante es usar jabones o limpiadores con propiedades antisépticas, además de hidratantes que contengan activos seborreguladores”, explica.
Asimismo, advierte sobre el uso de alcohol etílico en pieles irritadas, ya que puede empeorar la inflamación y desencadenar dermatitis.

Finalmente, la Dra. Judith Sam insiste en que ante cualquier signo de acné persistente o severo, lo mejor es consultar con un especialista. “El acné debe tratarse con un enfoque personalizado, ya que más allá del aspecto físico, puede tener un fuerte impacto emocional en quienes lo padecen”.