El regional mexicano está viviendo una nueva era y Destino es prueba de ello. La agrupación nació cuando HYBE, la compañía detrás del fenómeno K-pop, volteó a ver los sonidos de barrio que surgen en las calles mexicanas: requintos que no aparecen en ningún manual y técnicas que solo se aprenden perreando la vida real. La apuesta fue clara: profesionalizar ese sonido crudo, volverlo melódico y crear una banda con entrenamiento idol, pero con raíces totalmente nacionales.
“Para los integrantes, llegar al proyecto fue un antes y un después. Venían de lugares distintos, de Tijuana, Morelos, Chiapas, todos con historias de calle y de aprender a golpes. Lo que creían que sería un programa más terminó convirtiéndose en una revolución personal. Luis Prada lo resume: HYBE los llevó de la mano para convertirse en un equipo sólido, con disciplina, técnica y una visión que jamás imaginaron tener antes de entrar al reality Pase a la Fama, que para ellos fue la verdadera graduación como artistas.
Destino no nació como otras bandas del regional; ellos trabajan su imagen como un grupo de K-pop, cada miembro proyectando una personalidad definida y con un entrenamiento constante. Mientras nombres como Peso Pluma o Natanael Cano crecieron de forma orgánica desde la calle, Destino es el resultado de un método: campamentos de composición, sesiones guiadas y procesos profesionales. Así surgió su más reciente sencillo, Algo para siempre, compuesto junto a la autora Amanda Coronel en una dinámica totalmente orgánica dentro del sistema de HYBE.
Pese a las críticas que suelen rodear al entrenamiento idol, los integrantes reconocen que la disciplina es dura, pero necesaria. Vienen de un camino de esfuerzos, robos, promesas rotas y sueños callejeros; ahora, la exigencia viene desde la industria misma, donde aseguran “están los golpes de verdad”. Con apenas cuatro meses desde su debut, Destino ya pisó el Festival Arre en Monterrey y apunta a escenarios grandes en la CDMX para 2026. Si algo tienen claro es que su nombre no es casualidad: este era el momento en que les tocaba perrear, pero ahora al nivel profesional que siempre soñaron.